Natalia Menéndez. Directora de la puesta en escena de El pequeño poni.
“Son cosas de niños, no pasa nada”
Destacado / 11 abril, 2022 / Oficina Prensa y comunicaciones El Galpón
En una casa aparentemente normal, vive una familia aparentemente normal, aparentemente feliz, aparentemente tranquila. Así empieza “El pequeño poni” de Paco Bezerra.
Jaime e Irene son los padres de Juampi. Poco a poco van a ver desmontadas todas esas apariencias porque el niño está sufriendo acoso y maltrato en el colegio. ¿Por qué a veces parece que no podemos frenar el acoso escolar? ¿Por qué este problema social, también conocido como bullying, sigue estando tan presente?
¿Será verdad eso de que “a veces empezamos a apagar el fuego cuando la casa ya está prácticamente quemada o destruida”? Jaime e Irene se van a enfrentar a la cruda realidad, a la falta de diálogo y de respeto con respecto a su hijo. Lo que le sucede a Juampi en el colegio se asemeja mucho a lo que le sucede en casa con sus padres.
No existe un perfil concreto del acosador niño o de la víctima niño. Los niños tienen cada vez más fácil acceso a escenas de violencia, y están perdiendo el respeto tanto a la figura del profesor como a la del mismo padre o madre. Además, reciben malos ejemplos de sus padres o de personas cercanas a su entorno. Esto les provoca desensibilización o falta de empatía y existe una aceptación cotidiana de la violencia.
Y los niños acosados tienen una singularidad que le distingue del resto y que se convierte en objeto de agresiones: que es muy listo, poco listo, gordo, muy bajo, muy alto, que lleva gafas, que el color de su piel es distinto, un niño que parece una niña, una niña que parece un niño o un niño como Juampi que quiere llevar una mochila con unos caballitos de colores y un unicornio…
¿Es razonable permitir que un mal persista, o no combatirlo, por el hecho de que “ha existido desde siempre”? Los adultos no deben de permitir que un niño se burle de otro ni mucho menos el uso de la violencia. Es esencial enseñarles desde pequeños a ser tolerantes, empáticos y respetar a los demás. Y por supuesto, educar con el ejemplo.
Los padres deberían de ser los primeros en aceptar y respetar las diferencias: sensibilidades diferentes, sexualidades diferentes o inteligencias diferentes… Jaime e Irene no aceptan a Juampi.
Deberíamos de estar alerta por si se produce un cambio de conducta en un niño. Deberíamos no minimizar sus emociones, sin aplazar ni dilatar. El silencio del niño se debe a la amenaza de no contar y también a que los padres no se preocupen.
La tendencia del adulto es buscar la solución más fácil: quitarse el problema de encima diciendo: “son cosas de niños, no pasa nada”. El silencio no sirve, Juampi es un ser vulnerable, se siente diferente, tiene miedo, mucho miedo, debemos escucharle y atender su autoestima. Se está aislando de todos y de todo… Se siente diferente, se siente inseguro, prefiere ser invisible.
El pequeño poni realiza un viaje doloroso hacia la luz. Los padres de Juampi van a aprender a respetar a su hijo. No son “cosas de niños” y, sí, pasa algo grave.
¿Cuándo nos vamos a dar cuenta de que somos diferentes y educarnos en esas múltiples diferencias: físicas, mentales, sociales, raciales, sexuales…?
El poni que le gusta a Juampi es el unicornio, que se transformó en Alicornio, con un cuerpo violeta y una crin índigo con una cola a rayas rosas y moradas. Su nombre significa AMOR PODEROSO. Defiende una serie de valores como la lealtad, la amabilidad, la generosidad y la honestidad. Para protegerse, se crea escudos mágicos, transforma objetos en rocas, lanza rayos…
Pero lo que más hace es irradiar luz.
Todos los espectadores somos un poco el padre y la madre de esta obra.
La obra nos introduce en un universo cercano y nos cuestiona acerca de ¿qué provoca el rechazo? Nos enfoca acerca en ir a la raíz del asunto ¿por qué necesitamos la aprobación y el gusto de los demás casi todo el tiempo?
-Es una obra para adultos: profesores, padres y personas inquietas por el valor de la educación. También es apta para niños pre adolescentes y adolescentes. Y por supuesto, para amantes de un teatro de confrontación de ideas.