La actriz sostiene que cuando alguien hace teatro en una institución como El Galpón `aprende a ser una mejor persona en el mundo`.
Myriam Gleijer: “El Galpón ha hecho textos con justicia, libertad e igualdad”
Institucional / 12 agosto, 2019 / Alfredo Percovich / La República
Cuidadora de sueños ajenos -incluso antes que los propios- defensora de ideales, fervorosa amante de la vida y la libertad, Myriam Gleijer es una referencia fundamental en la historia de la institución teatral que celebra 70 años de vida, cultura, coherencia, arte y parte. Pasó un tiempo en la cárcel porque los dictadores odian a quienes promueven el pensamiento crítico. Cuando los tanques recorrían las calles de Montevideo y el continente en busca de pretextos, en tiempos en los que la muerte rondaba cada esquina, facultad, sindicato o casa, cuando la vida estaba bajo sospecha, la cultura fue uno de los objetivos de caza y captura. Había que secuestrar actores, dramaturgos, músicos, pintores o poetas, encerrarlos, arrancarles esas ideas libertarias infames que hablaban de igualdad, justicia y libertad. A pesar de todo y de los agoreros de la muerte, a pesar que la encerraron y pasó ocho meses incomunicada y sin saber de su hijo, ella se las arregló para seguir viviendo y creyendo en lo mismo que cree ahora: que el teatro y la cultura son el camino para construir una sociedad mejor. Myriam Gleijer nos ayuda a pensar en este espacio de ideas y conversatorio diario.
Sutilmente ha ido desafiado los avatares de la vida sin perder la sonrisa. Cuando habla no descuida detalles porque considera que la construcción de la memoria es una tarea imprescindible para poder mirar y comprender el presente y el futuro. Hija de inmigrantes judíos, amiga de sus amigas y amigos, le fascina la risa ajena. Le encanta que la gente se ría como antídoto a casi todo. A pocos días de partir hacia Colombia con Bakunin Sauna, una obra anarquista escrita y dirigida por Santiago Sanguinetti, asegura que el teatro es un trabajo en el que `uno nunca termina de aprender` y considera que `cada cosa que uno hace siempre es un desafío`. Rodeada de afecto en su casa teatral, recibe saludos todo el tiempo. No hay tiempo, no hay hora, no hay reloj en una historia tan llena de vida. La saludan todo el tiempo, le agradecen, le cuentan pedacitos de vidas propias, acurrucados en los recuerdos más bonitos que se puedan imaginar. Ella agradece una y otra vez tanto cariño desparramado por la vida. `Acá en El Galpón estoy en mi casa, aunque he tenidos otras también, pero acá me siento en casa`. Aquí y ahora no hay antes, ni luego, ni tal vez. `Tengo 50 años de teatro en El Galpón. He trabajado fuera de casa también en estos últimos años y en momentos difíciles también, lo que me ayudó a recuperar la felicidad. En la dictadura, después de tantos años de sacrificio fue muy duro que nos cerraran el teatro y que El Galpón haya tenido que salir al exilio. Después que se vive y supera una experiencia así, se sale con un ansia de felicidad y de poder hacer cosas muy grandes y por suerte yo lo pude hacer. Luego con la vuelta de El Galpón ya se me completó todo el espectro en aquellos períodos en que por suerte trabajé en casi todos los teatros del país, con compañeros entrañables del teatro nacional. Entre ellos estaba el teatro Circular donde trabajamos por la resistencia contra la dictadura, al tiempo que los compañeros fuera también lo hacían recorriendo el mundo, para que volviera la democracia al país.
¿Y cómo ves el tiempo actual?
La gente que hace años estamos en este país haciendo teatro, hemos vivido todas las experiencias históricas, políticas, culturales del país. De alguna manera eso a nosotros nos crea defensas, tenemos reservas para sortear momentos duros con pulsión de vida, con un sentido no destructivo, sino de salir adelante, de sobrepasar las cosas y ayudar a que se sobrepasen en el país.
Este teatro en el que estamos ahora, que cumple 70 años, ha pasado un siglo de experiencias muy contradictorias. Y bueno, uno tiene reservas para salir adelante. Son momentos difíciles, que van y vienen. El mundo es como una espiral, donde hay que saber cómo manejarse.
Pasa Sanchis y te saluda con tanto cariño y admiración, pasa la gente y te dan besos y agradecimientos, esto es parte de tu trayectoria y de estar en casa…
Y sí. En este momento que nosotros vivimos 70 años de vida, tenemos trabajando y dirigiendo aquí, recién llegado de España a José Sanchis Sinisterra, con su obra `Una artista del sueño`. Está también Laurent Berger, un francés especialista en Shakespeare que está dirigiendo `Medida por medida` y tenemos a Aderbal Freire Filho -yo estoy en ese elenco- con el que preparamos un espectáculo sobre Galeano.
Aderbal es casi un integrante más de El Galpón
Sí totalmente, es un integrante más. Yo trabajé en obras que hizo muchos años atrás, no en estos años recientes. Es un gran maestro, grande, grande. Un hermano e integrante de El Galpón. Vive allá y cuando puede vive acá. Vamos mezclando cosas como la vida.
El Galpón ha sido una gran escuela de reconocimiento y referencia internacional…
Es una escuela de vida. Cuando uno hace teatro en una institución como El Galpón aprende a ser una mejor persona en el mundo. Uno con el teatro trata sobre conductas humanas y eso hace que podamos comprender mejor al ser humano.
Estamos viviendo un tiempo donde parece nos cuesta escuchar al otro.
Se ha perdido ese espacio de escuchar al otro, y creo que por muchos motivos. Porque se ha tratado que la gente piense menos, que sea menos solidaria, también es parte de lo que queda después de haber vivido una dictadura. Han intentado que el hombre sea menos solidario, han tratado de crear miedo y que cada uno piense en sí mismo. Sálvese quien pueda…
Sálvese quien pueda…
Sálvese quien pueda. No lo ha logrado del todo, pero sí han logrado dejar un germen en ese sentido contra el que se está luchando. Además las tecnologías han ayudado a eso también. Justo la obra que estamos haciendo `Bakunin Sauna`y con la que nos vamos en setiembre a un festival en Colombia habla sobre el tema de las tecnologías. Cómo las tecnologías ayudan también al individualismo, a que el hombre esté centrado en las máquinas y pierda el contacto humano.
¿Y qué sucede con los jóvenes, con las nuevas generaciones?
Con los jóvenes pasa que están todo el día con el celular. Nosotros acá con la cultura tratamos de aportar algo distinto. En El Galpón lo estamos tratando de hacer desde hace años con el trabajo de extensión cultural. Trabajamos de mañana, a las 10 y a las 14:30, con niños de todas las edades. Hacemos espectáculos infantiles para edad temprana intermedia y más grande, para adolescentes. Estamos luchando para crear el gusto por el teatro, para sacarlos un poco de la maquinita y de las pantallas.
Que miren al ser humano, mostrándole las conductas humanas y que los chicos empiecen a pensar con su propia cabeza al respecto. Hay que hacer un trabajo muy fuerte en ese sentido para contrarrestar todo lo que es el bombardeo de las pantallas. Aunque también es cierto que la tecnología tiene cosas buenas. Nosotros hacemos mucho por trabajar sobre el tema de la solidaridad, sobre los valores, sobre los derechos que tiene el ser humano y que se han cercenado tanto en este tiempo. Estamos en un mundo convulsionado. La región especialmente está viviendo horas difíciles. Pensemos que Brasil siempre fue un país rico, maravilloso en materia cultural, y ahora está viviendo momentos muy duros. Para nosotros aquí es terrible verlo de cerca porque tenemos a Aderbal en casa, y vemos de primera mano todo lo que sucede en Brasil con la cultura y los derechos.
¿Cómo ves el presente de nuestro país?
Pienso que el bombardeo (mediático) internacional influye en la gente. Contribuye toda la difusión a nivel de televisión, a través de la publicidad, la propaganda, es un bombardeo continuo, donde se está creando miedo frente a situaciones de inseguridad. Existen, pero el bombardeo hace que parezca que vivimos inmersos en una catástrofe de la que no se puede salir. Cuando en este país se ha logrado realmente mejorar el nivel de vida de la gente; si bien no está perfecto, se ha logrado elevar el nivel de vida, eso es lo que yo creo. Hay que hacer una cultura política a favor de la sociedad y de lo que se ha logrado en estos años, pero el bombardeo es muy grande. Siempre además hay períodos donde los gobiernos hacen cosas muy bien y otras que no se logran de la mejor manera, porque es inevitable. Es lo que pasa en el mundo en todos los gobiernos. Hay cosas que se hacen bien, otras que se querrían hacer y no se puede y también hay veces que uno se equivoca y no las hace bien. Es inevitable, sucede con todos los gobiernos y también es lógico que exista un momento determinado donde se vea que hay desgaste. Personalmente, creo que -de todas maneras- hay que saber ser autocríticos. No se debe ser solo triunfalista, porque de esa manera uno se engaña a sí mismo y siempre hay una necesidad de mejorar cosas. Y hay que ser conscientes de eso. Y bueno, siempre está el peligro de luchar por lo que uno quiere y se puede ganar o perder.
Todos los 20 de mayo miles de compatriotas pasan en silencio por la puerta de El Galpón, muchos se detienen unos instantes y se quedan observando este lugar referencial de la resistencia…
Claro que sí, es que este es un teatro que siempre ha apostado por la libertad y por la justicia. Ha pasado los avatares del país. Su gente ha vivido el exilio, la cárcel, todo. Siempre este teatro ha tratado de hacer textos que tengan que ver con la justicia, con la libertad, con la igualdad. Y no puede ser de otra manera que nosotros estemos presentes en esos momentos. Son años que nos han avalado a nosotros en el mundo.
El teatro uruguayo celebra el 70 Aniversario de El Galpón, la cultura lo celebra y tenemos figuras referenciales trabajando por aquí, como vos, Estela Medina, Julio Calcag´no y tantos y tantas. ¿Cómo lo vivís vos?
Es muy lindo. Esto que hemos construido con gran sacrificio, como es este complejo cultural enorme, queremos que se sienta que es la casa de la gente de teatro, donde las grandes figuras tengan aquí su lugar. Acá viene todas las tardes Estela Medina a tomar su café de la tarde o a almorzar, y charlamos mucho, mucho. Fue muy bueno que trabajara (Julio) Calcagno este año con nosotros y que haya hecho Potestad en esta sala. Estela Medina hizo acá su maravilloso monólogo `Sólo una actriz de teatro` (De Gabriel Calderón) sobre Margarita Xirgu. Y así tanta gente talentosa. Lo mismo que toda esta gente que ha venido del exterior para acompañar y festejar los 70 años, con giras pero también con directores y espectáculos extranjeros. En este mundo globalizado, donde se globaliza a nivel de la economía pero no a favor del ser humano, que nosotros globalicemos a nivel de la cultura con gente fantástica del mundo de la cultura, que siempre hace sacrificios grandes por el bien de la humanidad y de la educación de la gente, pensamos que es una tarea maravillosa. Es una tarea que para el teatro independiente no significa -como en otros lugares del mundo- una gran felicidad ni económica, ni de ego, pero si una gran felicidad vital. Una elección de vida muy rica, única.
Entrevista: Alfredo Percovich
Fotografía: Carlos Lebrato
Producción periodística: Daniel Mariño