Atilio Duncan Pérez Da Cunha (1951-2020), el querido y siempre necesario, creador, difusor y
agitador artístico, Macunaíma. Supo estar desde los años sesenta marcando presencia en peñas
literarias y musicales, en bares montevideanos lugares de encuentro, en teatros, recitales, gran
conocedor de poetas, escritores y músicos, combinaba de manera audaz para aquel momento,
Dylan y el Che, Tropicalia con Piazzola, Brecht y Beckett, más Los Beatles y Zitarrosa y por
supuesto el Canto Popular Uruguayo que se forjaba en los años setenta como resistencia cultural ,
al cual aportó como creador y periodista. Tuvo una amplia trayectoria en varios ámbitos,
destacándose con su voz grave en la radio en CX36 y CX 30, en ciclos que se prolongaron hasta
ahora en el Sodre. Como periodista escrito publicó en varios medios, como Guambia y el diario La
Hora. Luego dedicado a la publicidad, en la actualidad era profesor universitario en la Facultad de
Ciencias de la Comunicación. Pero ante todo era poeta, por vocación y sensibilidad, y como tal
publicó varios libros, entre ellos: “Derrumbado, nocturno y desván”. “Los caballos perdidos” ;
“Fantasmas en la máquina”. De este último tomamos unos de sus poemas, donde refleja aquel
sentido del Arte, que Macunaíma tuvo siempre presente, en que “la poesía es un arma cargada de
futuro” junto a la esperanza de los sufren las injusticias.
Escribe Macunaíma: “No viviré/ con un dolor de pájaro /caído en su miedo/aspirando/este
aire/donde ceniza y fuego/se confunden/pondré mi pie/en el mundo/hasta el último
instante/pensando/ que también soy/los (nos)otros.”
Cierra el libro una frase de Washington Benavidez: “ Y una última advertencia: estos poemas ayudan
a vivir”. Y Macunaíma con sus palabras y acciones escritas o en el aire, ayudó a vivir. Nuestro
recuerdo fraterno y agradecido.