La acción tiene lugar en una clínica de Alemania.
Dora, la víctima violada durante la guerra y Kate, la psiquiatra de un centro médico de la OTAN.
El aquí y ahora en dos fragmentos de vida. Dos cuerpos y dos caras. El Este y el Oeste, dos mujeres conmocionadas por la historia. Las dos víctimas, las dos marcadas de por vida. Una en la intimidad de su cuerpo y alma. La otra en la intimidad de su conciencia.
Dos mujeres que, a pesar de su origen y cultura diferente se parecen y van a recorrer el camino necesario para asumir su terror y poder recuperar sus raíces.
Esta obra se inspira en el drama de la guerra de Bosnia y va más allá de lo evidente para trazar una historia de amistad, apoyo mutuo y superación.
La lucha de dos mujeres para expulsar, a veces de forma violenta, a la muerte de sus vidas. Un texto incómodo porque “…en las guerras interétnicas, el sexo de la mujer se convierte en un campo de batalla”.
Del mismo autor fue puesta en escena por El Galpón en 2018: “La palabra progreso en boca de mi madre sonaba tremendamente falsa”, con dirección de Aderbal Freire-Filho.
En aquella ocasión, en una conferencia brindada por ambos en nuestra sede, el dramaturgo, poeta y periodista rumano-francés Matei Visniec expresaba:
“Tres obras escribí que tratan el tema del horror de la guerra, sin embargo no busco juzgar, busco entender. El personaje principal, finalmente, es el hombre, un hombre que puede vivir con sus contradicciones al igual que las sociedades humanas. A través de mis obras intento entender al ser humano. Si quieren entender al hombre, lean novelas”
Sobre esta puesta en escena, dice la directora Graciela Escuder: “Este drama lo mostramos a la manera brechtiana, si bien ocurre en una guerra lejana, resuena lamentablemente en nuestro país cada vez más”.
Escenografía y vestuario: Aída Sanz.
Iluminación: Leticia Martínez.
Música: Fernando Ulivi.
Producción Ejecutiva: Vladimir Bondiuk Petruk.
Ayudante de dirección: Luciana González.
Una producción de Teatro El Galpón.
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